martes, 18 de mayo de 2010

MUJER: ENTRE LA POLÍTICA Y LA ORGANIZACIÓN

Cuando la rabiosas de abajo irrumpen contra la violencia de lxs de arriba


Por: Redi A.

Los mecanismos bases que generan las individualidades femeninas sujecionadas se inscriben desde la explotación -relacionada al aspecto económico-, hasta la opresión -construida a partir de criterios que tiene como inferior a un género, raza y etnia-. Estos dos elementos no se encuentran aislados sino que interactúan activamente produciendo una red indisoluble en la que la individualidad femenina se encuentra pródiga y reproductora del mismo.
Aún cuando la mujer, debido a un conjunto de luchas para una vida más cómoda, ha logrado insertarse en espacios laborales, estudiantiles, intelectuales, etc. no ha logrado salir del espacio privado. Tómese en cuenta que el espacio privado no refiere sólo al espacio concreto del hogar -aunque si lo incluye-, es decir que no se refiere exclusivamente al hecho de que la mujer siga siendo ama de casa[1], visibiliza los usos, costumbres y tareas que son tomados como propiamente femeninos: reproductoras de la raza humana, medios de placer, mano de obra barata y/o gratuita; éstas pueden cumplirse en el hogar, así como fuera de éste. Osea que la supuesta libertad no es más que la ampliación de espacios para explotar-oprimir “Y es que lo único diferente que ha permitido el régimen contemporáneo es llevar a la mujer del rol objeto/mercancía (sexual), al rol consumista/mercancía (sexual, económico); retrayéndola del ejercicio político -constructo que internaliza la libertad-.”[2]
A partir de lo señalado quepa la posibilidad de preguntar si para nosotras, mujeres, es requisito crear, fortalecer un proceso organizativo y de politización desde nuestros espacios.

Cada lucha, cada movimiento, en sus muy particulares geografías y calendarios, debe recurrir a diversas formas de lucha[3].

Ciertamente la presencia femenina ha llegado a formar parte de muchas agrupaciones, están las sociales, partidarias, gubernamentales y no gubernamentales (ONG´s). Pero ¿qué ha significado esto para cambiar la situación de la mujer?, definitivamente tuvo escasa o ninguna relevancia porque en ningún lugar ha prevalecido el reconocimiento del problema especifico de la mujer como grupo social marginado y clase social explotada. Hasta ahora los organismos pro-mujer -de izquierda o derecha- han decaído en el aislamiento de uno de estos dos factores, por ende sin ninguna viabilización para hacer un trabajo efectivo donde la libertad política, sexual y económica corran paralelamente.
Todo el supuesto avance ha decaído en la instrumentalización de mujeres a favor de intereses estatales, privados -que posibilitan ciertas mejoras de puro carácter legal con el fin de fortalecer el ciclo cerrado del sistema patriarco/capitalista- y partidarios, donde la integración de mujeres es válida en la medida que lo pide la ley de cuotas.
Debido a esta impertinencia organizativa lo imprescindible es afianzar la importancia de nuestra propia acción -por supuesto inmersa en un proyecto mucho más amplio de emancipación- lo que implica crear espacios de reflexión, concienciación político-social, restablecimiento de la práctica femenina por la superación de la marginación y la promoción de una reconstrucción educativo-cultural en el hombre y la mujer.

No voy a ir a pedir nada, sino a recuperar algo que me pertenece[4]

Muchas veces cuando se habla de política, las miradas se dirigen a lo gubernamental y partidario, aunque estas se hayan incluidas en eso que conocemos como política no son la política en sí misma. Partamos de que la política se ejerce en la colectividad humana o el llamado espacio público, es decir en un mundo totalmente diverso, plural en el cual está posibilitada la revelación de la individualidad mediante nuestro accionar que va acompañada de la palabra. De ahí se puede decir que la politización -actuar en un mundo plural desde nuestras particularidades- es vital para materializar un trabajo emancipatorio renovado, asaltar el espacio público y posteriormente transformarlo.
Es claro entonces que, la enarbolada equidad de la mujer no se reduce -como nos quieren hacer creer- a la posesión de cargos importantes en el gobierno, partidos o empresas. Lo realmente esencial es que le quitemos al estado, patriarcado y capitalismo nuestros cuerpos, nuestra sexualidad, acción, pensamiento; es decir irrumpir con la reapropiación y organización de nosotras mismas para crear la rebeldía permanente.


[1]¿Amas de casa o esclavas del hogar?
[2] MI VIENTRE NO SE RESTRINGE, SE REBELA: -A propósito de la ilegalidad abortiva- (2009). Revista de Sociología - UNCP  Deconstrucción Nº 01, Huancayo-Perú.
[3] PRIMER VIENTO: UNA JUVENTUD RABIOSA, Subcomandante Insurgente Marcos.
[4] Josefa América Scarfó

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